En el día del trabajador, también recordamos tus palabras: (2008) "... La otra noche venía de la Parroquia San Pablo Apóstol y vi un carro cargado de cartones. Busqué, a ver el caballo que lo tiraba, y dije: “No. Está prohibido en Buenos Aires la tracción a sangre”. Entonces si vemos un mulo o un caballo inmediatamente tiene que estar confiscado porque hay una ley, una ordenanza, que prohíbe la tracción a sangre. Pero mire bien ese carro y lo tiraban dos chicos que no tenía más de 12 años. Eso ¿no es tracción a sangre? Es tracción a dignidad… y a engaño.
Se le muestra una ciudad floreciente. Acá vas a tener de todo: vas a tener trabajo, vení, yo te doy a esto, esto, esto… ¿cuántos chicos sometidos? ¿cuántas mujeres sometidas? ¿cuántos talleres clandestinos?, ¿cuántos prostíbulos? Cuánta cosa que huele y es esclavitud. Y Dios hoy nos dice: “mire la humillación de mi pueblo”. Nosotros nos tapamos la cara ante Dios pero El nos pide que nos destapemos los ojos ante esta realidad. Porque nos dice Jesús: el día del juicio te voy a juzgar por lo que hiciste por estos pequeños, y lo que hiciste por un migrante sometido a la trata del trabajo, la trata del cartón, la trata de la prostitución, a cualquier tipo de trata humana me lo hiciste a mí… …Si no tenemos el coraje de mirar a Jesús, de ver a Jesús, en estos hermanos nuevos esclavos, no entraremos en el Reino de los Cielos.
Somos cristianos que hemos clausurado nuestra conciencia y en vez de vivir en un barrio cerrado, vivimos con un corazón cerrado. ¡Qué lujo que es vivir con un corazón cerrado! ..."
"... Hoy también se nos pide que abramos el techo de nuestra sociedad, el techo de nuestra conciencia y nos animemos a bajar y a poner delante de Jesús a todos nuestros hermanos y a ponerlo con trabajo. Quizás el problema no se solucione, ni este año, ni el que viene, ni en diez años. Simona me decía recién, hace un rato, pero por lo menos para nuestros hijos, Padre. Sembrar para el futuro la libertad de los esclavos. Esa libertad que no tienen, esa libertad que nos han hecho creer que teníamos desde el año 1813.
Nuestro país alberga tratantes de esclavos: Hombres y mujeres que venden y compran personas. Hombres y mujeres que hacen lo mismo que aquellos capataces egipcios con los israelitas: les pegan, los obligan a trabajar más, les sacan los documentos para que no puedan moverse. Todo eso que ustedes saben.
Eso lo queremos mirar desde Dios hoy. Y clamar a nuestro Dios: Señor mira a tu pueblo, Señor mira estos hombres y mujeres esclavizados.
Como somos cristianos también le pedimos a Dios tocar el corazón de estos hombres y mujeres que esclavizan porque ellos también son esclavos. Esclavos de otra cosa: de la codicia, de la soberbia, de la suficiencia, de la maldad. También te pido por ellos pero por sobre todo te vengo a pedir por nuestros hermanos humildes… …que son sometidos a esa esclavitud.
Mirando la zarza ardiente que es Dios, nos ponemos solo en la presencia de Dios y escuchamos que nos dice lo mismo que a Moisés: “He visto la humillación de mi pueblo y he escuchado sus gritos cuando los maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos… …y he escuchado sus lamentos y por esta razón estoy bajando para liberarlos del poder de los egipcios. Y para ayudarte y hacerlo subir a un país grande y fértil”.
Señor bajá para liberar a tu Pueblo del poder de la oscuridad.
Te pedimos Señor… …Que levantemos techos, que abramos puertas, que gritemos esta realidad. Y que lloremos. A nuestro pueblo le falta llorar".
(ANIVERSARIO DE LA CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE TODOS LOS TRABAJADORES MIGRANTES Y DE SUS FAMILIAS
Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires, celebrada en la parroquia Nuestra Señora, Madre de los Emigrantes el 1 de julio de 2008
http://www.aicaold.com.ar//index2.php?pag=bergoglio080701
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