14 jun 2014

De los sermones de san Antonio de Padua, presbítero (I, 226)
«LA PALABRA TIENE FUERZA CUANDO VA ACOMPAÑADA DE LAS OBRAS»

El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, que son las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras. Cesen, por favor, las palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos repletos de palabras, pero vacíos de obras, y, por esto, el Señor maldice como maldijo aquella higuera en la que no halló fruto sino hojas tan sólo. "La norma del predicador —dice san Gregorio— es poner por obra lo que predica." En vano se esfuerza en propagar la doctrina cristiana el que la contradice con sus obras.

Pero los apóstoles «hablaban según el Espíritu les sugería». ¡Dichoso el que habla según le sugiere el Espíritu Santo y no según su propio sentir! [...]

Hablemos, pues, según nos sugiera el Espíritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que infunda en nosotros su gracia, para que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición, de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos llegar a la contemplación del Dios uno y trino.

Cantarini Simone, il Pesarese. San Antonio de Padua (a la izquierda) y San Francisco de Paula, c. 1640. Pinacoteca Nazionale, Bologna

(de NEWS.VA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario