26 mar 2013

25 de marzo: En el día de la Anunciación del Angel Gabriel a María y la Encarnación del Hijo de Dios, elevamos esta oración a la Virgen por las intenciones de Francisco. Que ella siempre te guíe y te guarde en su inmaculado corazón.
ANGELUS



El Angel del Señor anunció a María
 y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo   (Avemaría)

"He aquí la Esclava del Señor, 
hágase en mí según tu Palabra"   (Avemaría)

y el Verbo Divino se hizo carne 
y habitó entre nosotros  (Avemaría)

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. AMEN. 

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25 mar 2013




La primera imagen de la Virgen Desatanudos llegó a la Argentina en la década del 80 de la mano del entonces sacerdote jesuita Jorge Bergoglio, hoy nuestro querido Papa Francisco, quien en uno de sus viajes de estudiante a Alemania recogió en la Iglesia de St. Peter am Perlach, Augsburgo, algunas estampas de Nuestra Señora de Knotenlöserin, que en español significa "que desata los nudos". Su fiesta se festeja el 8 de diciembre. En septiembre de 1996, a escasos meses de su nombramiento como cura de la Iglesia de San José del Talar, el padre Rodolfo Arroyo recibió la visita de tres fieles devotos de la Virgen que habían trabajado cerca del entonces padre Bergoglio, que le comentaron que en la capilla del Rectorado de la Universidad del Salvador se veneraba un cuadro de María Desanudos. El párroco se sintió atraído por la imagen e inmediatamente pensó en la posibilidad de venerarla públicamente en su parroquia.
Historia
En la antigua iglesia de San Peter am Perlach, en Augsburgo (1067), se encierra un precioso tesoro espiritual, la imagen de María, desatadora de nudos. Probablemente fue pintada en el año 1700 y no se sabe a ciencia cierta quien es el autor de esta obra barroca.
El origen de esta devocion es poco conocida en el mundo, sin embargo de ella se dice que JAMAS NIEGA NADA A SUS HIJOS Y TODO LO CONCEDE.
Los nudos, como elemento material representan simbólicamente los problemas que se nos presentan en la vida.
Por la intercesión de Nuestra Madre la Santísima Virgen "María Desatanudos", iremos deshaciendo una a una las ataduras que traban nuestra felicidad en este mundo.
Descripción de la Imagen

LA ICONOGRAFIA DE NUESTRA SENORA VIRGEN "MARIA DESATANUDOS", SE REPRESENTA A LA INMACULADA CONCEPCION, CON SU MANTO AZUL Y VESTIDO ROJO. “Ella está entre el cielo y la tierra como el nuevo comienzo, el gran signo de salvación. Desde la luminosidad de Dios baja el Espíritu Santo sobre Ella y la circunda de luz” “Tú eres la llena de gracia” por ello su cabeza está adornada con doce estrellas, dones de Dios. “ Su manto se mueve en medio de la plenitud del que da la vida. Es la esposa del Espíritu Santo. Y con actitud segura, pone su pie sobre la cabeza de la “Serpiente antigua” , que celebra alrededor de la luna con un signo de inconstancia y de inconsistencia. Ella vence el espíritu de desobediencia, de rebelión, de tinieblas el cual lanza gritos de furor”. “Uno de los Angeles le alcanza una cinta con nudos grandes y pequeños, separados y amontonados. Esto es el pecado original con todas sus consecuencias, y que esta anudado en nuestras vidas, nudos de la vida personal, de la vida familiar, del trabajo, y también de los nudos de los pueblos. Y también están nuestros pecados propios , obra de nuestra desobediencia, que producen siempre nuevos nudos.” El desligue de un nudo determinado se muestra en la escena de abajo. En medio de la semioscuridad, va en camino hacia una iglesia, un ángel, un hombre y un perro. Se impone la interpretación del artista: el Arcangel San Rafael conduce al joven Tobías hacia su esposa Sara (Tob 6,13) El motivo primordial de la novia es, para muchos de los que rezan delante de la imagen un motivo del matrimonio”.” Por la intercesión de María deben encontrarse los futuros esposos y reencontrarse en paz conyugal lo que ya llevan tiempo de casados.. “
Por bendición de Dios, su imagen es y ha sido siempre, para los fieles que concurren confiadamente una imagen de gracia. Y así recurrimos a Ella, con tantas advocaciones, también tenemos el derecho de decirles “¡María desatadora de nudos, Ruega por nosotros!”
P. Wualdemar Moll.S.J


aporte: Laura Pernigotti

22 mar 2013


CÁNTICO DE LOS TRES JÓVENES
(Dn 3,57-88.56)

Toda la creación alabe al Señor




57Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
58Angeles del Señor, bendecid al Señor;
59cielos, bendecid al Señor.
60Aguas del espacio, bendecid al Señor;
61ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
62Sol y luna, bendecid al Señor;
63astros del cielo, bendecid al Señor.
64Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
65vientos todos, bendecid al Señor.
66Fuego y calor, bendecid al Señor;
67fríos y heladas, bendecid al Señor.
68Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
69témpanos y hielos, bendecid al Señor.
70Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
71noche y día, bendecid al Señor.
72Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
73rayos y nubes, bendecid al Señor.
74Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
75Montes y cumbres, bendecid al Señor;
76cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
77Manantiales, bendecid al Señor;
78mares y ríos, bendecid al Señor.
79Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
80aves del cielo, bendecid al Señor.
81Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
82Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
83bendiga Israel al Señor.
84Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
85siervos del Señor, bendecid al Señor.
86Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
87santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
88Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
56Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

20 mar 2013



LA IMPORTANCIA DE LA EUCARISTIA

Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires,
en la solemnidad del Corpus Christi (25 de junio de 2011)

Ne dissolvamini, manducate vinculum vestrum; ne vobis viles videamini, bibite pretium vestrum. (San Agustin, Sermo 228 B. In Sollemnitate Sanctissimi Corporis et Sanguinis Christi, ad Officium lectionis).

Dice el Señor en el Evangelio que acabamos de escuchar: “Les aseguro que si no comen mi carne y no beben mi sangre no tienen vida en ustedes”. Y, en el Oficio de Lecturas del Corpus, hay una antífona muy hermosa que nos puede ayudar a meditar esta frase del Señor. Es de San Agustín y dice así: “Coman el vínculo que los mantiene unidos, no sea que se disgreguen; beban el precio de su redención, no sea que se desvaloricen” (Sermón 228 B).
Fíjense lo que dice Agustín: el Cuerpo de Cristo es el vínculo que nos mantiene unidos, la Sangre de Cristo, el precio que pagó para salvarnos, es el signo de lo valioso que somos. Por eso: comamos el Pan de Vida que nos mantiene unidos como hermanos, como Iglesia, como pueblo fiel de Dios. Bebamos la Sangre con la que el Señor nos mostró cuánto nos quiere. Y así mantengámonos en comunión con Jesucristo, no sea que nos disgreguemos, no sea que nos desvaloricemos, que nos despreciemos.
Esta invitación también señala un hecho real de nuestros corazones porque cuando una persona o una sociedad sufren la disgregación y la desvalorización, seguro que en el fondo de su corazón les falta paz y alegría, más bien anida la tristeza. La desunión y el menosprecio son hijos de la tristeza.
La tristeza, es un mal propio del  espíritu del mundo, y el remedio es la alegría. Esa alegría que sólo el Espíritu de Jesús da y que da de manera tal que nada ni nadie nos la puede quitar.
Jesús alegra el corazón de las personas: ése fue el anuncio de los ángeles a los pastores: “No teman, porque les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2, 10-12).
La salvación que trae Jesús consiste en el perdón de los pecados, pero no es un perdón acotado hasta ahí nomás; va más allá: se trata de la alegría del perdón, porque “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión” (Lc 15, 7). El perdón no termina en el olvido ni en la reparación sino en el derroche de amor de la fiesta que el Padre Misericordioso hace para recibir a su hijo que regresa.
Y las relaciones sociales que brotan de esta alegría son relaciones de justicia y de paz; no de una justicia vengativa del ojo por ojo que aplaca el odio pero deja el alma vacía y muerta e impide seguir caminando por la vida. La justicia del Reino brota de un corazón que ha sabido “recibir al Señor con alegría” como Zaqueo y desde esa plenitud decide devolver lo robado y compensar a todo aquél con el que ha sido injusto.
La presencia de Jesús siempre contagia alegría. Si miramos la alegría que se apodera de los discípulos al ver al Señor Resucitado vemos que es tan grande que “les impedía creer” y entonces el Señor les pide algo de comer (Lc 24, 41): centra esa alegría en la comunión de la mesa, en el compartir. El Papa tiene una reflexión muy linda y dice que Lucas utiliza una palabra especial para hablar de cómo Jesús resucitado congrega a los suyos: los junta “comiendo con ellos la sal”. En el Antiguo Testamento juntarse a comer en común pan y sal, o también sólo sal, sirve para sellar sólidas alianzas (Nm 18, 19). La sal es garantía de durabilidad. El comer la sal de Jesús Resucitado es signo de la Vida incorruptible que nos trae. Esa sal de la Vida, esa sal que es pan consagrado compartido en la Eucaristía es símbolo de la alegría de la Resurrección. Los cristianos compartimos la “Sal de la Vida” del Resucitado y esa sal impide que nos corrompamos, impide que nos disgreguemos y que nos desvaloricemos. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar?
¡La alegría del Evangelio, la alegría del perdón, la alegría de la justicia, la alegría de ser comensales del Resucitado! Cuando dejamos que el Espíritu nos reúna junto a la mesa del altar, su alegría cala hondo en nuestro corazón y los frutos de la unidad y del aprecio entre hermanos brotan espontáneamente y de mil maneras creativas.
¡Comamos el Pan de Vida: es nuestro vínculo de unión, comámoslo, no sea que nos disolvamos, que nos desvinculemos…
Bebamos la Sangre de Cristo que es nuestro precio, no sea que nos desvaloricemos, nos depreciemos!
¡Qué hermosa manera de sentir y gustar la Eucaristía! La sangre de Cristo, la que derramó por nosotros, nos hace ver cuánto valemos. Como porteños, a veces nos valoramos mal, primero nos creemos los mejores del mundo y luego pasamos a despreciarnos, a sentir que en este país no se puede, y así vamos de un lado a otro. La sangre de Cristo nos da la verdadera autoestima, la autoestima en la fe: valemos mucho a los ojos de Jesucristo. No porque seamos más o menos que otros pueblos, sino que valemos porque hemos sido y somos muy amados.
También es una tentación muy nuestra la de desunirnos, la de hacer internas de todo tipo, la de cortarnos solos… Pero a la vez late fuerte en nuestro corazón un anhelo muy grande de unión, el deseo de ser un solo pueblo, abierto a todas las razas y a todos los hombres de buena voluntad. La unidad se enraiza en nuestro corazón y cuando la cultivamos con el diálogo, con la justicia y la solidaridad, es fuente de mucha alegría. La Eucaristía es fuente de unidad. Comamos este Pan, no sea que nos disgreguemos, que nos anarquicemos, que vivamos enfrentados en mil grupitos distintos.
Le pedimos a María que nos guarde de las plagas de la dispersión y del  desprecio: son frutos agrios de corazones tristes. Le pedimos a nuestra Madre, Causa de nuestra alegría, como dice una de sus Letanías más lindas, que nos haga saborear el Pan de la Alianza, el Cuerpo de su Hijo, para que nos mantenga unidos en la fe, cohesionados en la fidelidad, unificados en una misma esperanza. Le pedimos a nuestra Madre que le recuerde a Jesús las veces que “no tenemos vino”, para que la alegría de Caná inunde los corazones de nuestra ciudad haciéndonos sentir cuánto valemos, cuán preciosos somos a los ojos de Dios que no dudó en pagar el precio altísimo de su Sangre derramada para salvarnos de todas las tristezas, de todos los males y ser así, para los que lo amamos, fuente de perenne alegría.


Te encomendamos a San José y elevamos a Dios esta oración por tus intenciones:

INVOCACIÓN A SAN JOSE
DE JUAN XXIII

¡San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber. Tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que se vuelven confiadamente a ti. Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y proteges. Tu también supiste de pruebas, cansancio y trabajo. Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría debido al íntimo trato que gozaste con el Hijo de Dios que te fue confiado a ti a la vez a María, su tierna Madre. Amén.



HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO Plaza de San Pedro Martes 19 de marzo de 2013 Solemnidad de San José
SANTA MISA CON LOS CARDENALES HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO Capilla Sixtina Jueves 14 de marzo de 2013


FRANCISCUS 13 de marzo de 2013 Annuntio vobis gaudium magnum; habemus Papam: