10 abr 2013


SALMO 23 - David

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas, 
me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, 
no temeré ningún mal porque tú estás conmigo: 
tu vara y tu bastón me infunden confianza.

Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; 
unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; 
y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.

http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PGS.HTM

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